jueves, 13 de octubre de 2011

EDUCACIÓN PARA TODOS. EL IMPERATIVO DE LA CALIDAD

PARTICIPANTES:
Andrade Mileida. Mileida_andrade@hotmail.com.
Ardila Dina. Dinalar17@gmail.com
Brizuela Tania. deltabaila@hotmail.com
Méndez Norelys. norelysmendez@hotmail.com
Cordero Lydia Magdalena. Magdacordero2009@hotmail.com                                
Villegas Vicenaibe. vicenaibe@hotmail.com

El ideal de calidad de todo sistema educativo es aspirar al desarrollo  de la máxima excelencia de cada uno de sus alumnos, cualquiera sea su capacidad y en cualquier contexto sociocultural. A este principio se le denomina equidad y hace referencia a la posibilidad cierta de todo ser humano de alcanzar un nivel educativo óptimo independientemente de su nivel económico, posición social, entorno cultural o ámbito geográfico.
         Este compromiso con el desarrollo humano ha sido asumido con más ahínco por los gobiernos continentales  desde hace aproximadamente una  década;  porque en este mundo globalizado e interdependiente,  solo el esfuerzo mancomunado de distintas sociedades con un mismo propósito podrá garantizar a las actuales y venideras generaciones el acceso a una educación de calidad integral  que se constituya en el verdadero instrumento para superar las arraigadas e históricas desigualdades sociales a nivel planetario.
         A pesar de ser polifacéticas y múltiples los indicadores de la excelencia educativa, se ha llegado al consenso de que los dos grandes aspectos a consolidar en los sistemas formativos del nuevo milenio son el desarrollo cognitivo del educando y la promoción de la afectividad, actitudes y valores relacionados con el ejercicio de conductas cívicas porque no se justifica, como ocurre frecuentemente en la actualidad, ver personas intelectualmente aptas pero socialmente desadaptadas o sin ningún sentido de justicia, de honestidad, de cooperación , de tolerancia o de solidaridad. Ha llegado la hora de asegurar el equilibrio de la balanza entre la formación cognitiva y la humanística.
         En este escenario ejerce un papel protagónico la figura del docente porque de su acción pedagógica e interacción dinámica con sus alumnos y representantes dependen en gran medida la consecución del anhelado objetivo social de una y cada vez más sólida calidad educativa. Todos saben que la efectividad de los cambios educativos  depende mucho de su germinación y

desarrollo desde dentro de las aulas porque solo así perdurarán en el tiempo.
De allí la importancia e buscar nuevos horizontes en la formación inicial y permanente del profesorado como auténticas fuentes para la remodelación, creación y renovación de sus estilos de enseñanza; ajustadas a las nuevas formas de aprendizaje, al surgimiento de las tecnologías educativas y a las necesidades e intereses de los niños, adolescentes, jóvenes y adultos que estén bajo su tutela académica. Los docentes tienen el desafío impostergable de mejorar debido a que  son los únicos que pueden provocar directamente una revolución social porque moldean los mayores tesoros de la humanidad: el espíritu infantil y el talento de la juventud.
Por estas razones, cualquier intento universal de reforma que pretendan consolidar la calidad educativa debe considerar prioritariamente la revitalización de la profesión docente en todos sus aspectos.

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